Comparación de las tasas de recaída y fracaso del tratamiento entre pacientes con neuromielitis óptica: estudio multicéntrico de eficacia del tratamiento

Mealy et al. publicaron un estudio retrospectivo que comparó las tasas de recaída y fracaso del tratamiento de tres inmunosupresores (azatioprina, micofenolato y rituximab) utilizados para tratar la neuromielitis óptica (NMO) o los trastornos del espectro de la neuromielitis óptica (NMOSD). Las personas con NMO/NMOSD tienen ataques de neuritis óptica, mielitis transversa que se extiende a más de tres longitudes vertebrales, y alrededor del 70 % de las personas con NMO tienen anticuerpos antiacuaporina 4 positivos. Se incluyeron los pacientes que habían recibido azatioprina o micofenolato durante al menos seis meses, o rituximab durante al menos un mes, y también se incluyeron los pacientes que cambiaron de fármaco si cumplían estos criterios. Los autores definieron el fracaso del tratamiento como “cualquier nuevo evento inflamatorio del sistema nervioso central que ocurrió a pesar del tratamiento inmunosupresor”. También definieron las recaídas “como nuevos síntomas y signos del SNC que duraron más de 24 horas con o sin una nueva lesión asociada en la resonancia magnética realzada con gadolinio”. Definieron los regímenes de tratamiento como "óptimos" o "subóptimos" para poder ver si el fracaso del tratamiento se debió a un tratamiento subóptimo o se produjo independientemente del tratamiento óptimo. Se calcularon las tasas de recaída anualizadas (ARR) e incluyeron el número de recaídas por año. Este fue un estudio retrospectivo no controlado que tiene importantes limitaciones.

Azatioprina: 32 pacientes fueron tratados con azatioprina y prednisona. El 53% de los pacientes tuvo al menos una recaída durante el tratamiento. El ARR antes del tratamiento fue de 2.26, pero disminuyó a 0.63 después del tratamiento, lo que representa una reducción del 72.1 %.

Micofenolato: 28 pacientes fueron tratados con micofenolato. El 36 % tuvo al menos una recaída durante el tratamiento y el 25 % con la dosis óptima tuvo al menos una recaída. En general, la ARR antes del tratamiento fue de 2.61, pero disminuyó a 0.33 después del tratamiento, una reducción del 87.4 %. La ARR antes del tratamiento óptimo fue de 2.55, pero disminuyó a 0.25 después del tratamiento, una reducción del 90.2 %. Trece pacientes también fueron tratados con prednisona, pero seis de las recaídas ocurrieron en pacientes tratados con micofenolato y prednisona.

Rituximab: 30 pacientes fueron tratados con rituximab. El 33 % tuvo al menos una recaída durante el tratamiento y el 17 % de los pacientes con dosis óptimas tuvo al menos una recaída. En general, la ARR antes del tratamiento fue de 2.89, pero disminuyó a 0.33 después del tratamiento, una reducción del 88.6 %. La ARR antes del tratamiento óptimo fue de 3.25, pero disminuyó a 0.20 después del tratamiento, una reducción del 93.9 %.

Tratamiento mixto: 18 pacientes comenzaron con un fármaco y fueron cambiados a otro. En el 22% de estos pacientes fallaron ambas terapias.

Los tres tratamientos redujeron las tasas de recaída en estos pacientes con NMO, pero cuando se dosificaron de manera óptima, e incluso no óptima, el micofenolato y el rituximab redujeron la tasa de recaída más que la azatioprina. Este hallazgo está respaldado por otro estudio. Los autores afirmaron que el rituximab y el micofenolato pueden ser tratamientos muy efectivos para NMO/SD. Recomiendan que cuando falla el tratamiento con micofenolato, estos pacientes deben cambiarse rápidamente a otro medicamento. También afirman que los pacientes que experimenten un fracaso del tratamiento con dos fármacos pueden considerar otros tratamientos experimentales como la ciclofosfamida, el metotrexato o el eculizumab.

Investigacion original: Mealy MA, Wingerchuk DM, Palace J, Greenberg BM, Levy M. Comparación de las tasas de recaída y fracaso del tratamiento entre pacientes con neuromielitis óptica: estudio multicéntrico de eficacia del tratamiento. JAMA Neurol. 2014;71(3):324-330.

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